Starbucks, guarda siempre una bala en la recamara
“El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra
Preámbulo de cómo reacciona la mente inexperta.
Como siempre a todos los fanáticos lectores de las cagadas ajenas hoy me gustaría daros una pincelada de lo que es el comportamiento humano y la psicología dentro de la toma de decisiones.
Las decisiones en la bolsa como en la vida misma vienen fundamentadas normalmente por una convicción y un interés que nos lleva a decidir si ejecutar una acción o no. Este proceso se ve afectado normalmente por tres factores principalmente, por lo menos en mi caso:
1: Conocimiento, sobre el ámbito que afecta la decisión a tomar, en la inversión puede ser decidir entre Apple y WeWork (humo puro) y en el día a día, la inquietante aventura de comprar un Renault o un Mercedes (siendo mileurista y panzudo FUAK)
2: Experiencias previas y los anclajes emocionales que estas generan a la hora de revivir esas mismas sensaciones y proyectarlas de cara a futuro, por ejemplo;
Si mi Renault, comprado en un concesionario pirata de segunda mano y que “ha dormido en garaje, siendo de un anciano y con solo 70.000 KM” rompe motor el primer año, seguramente no quiera otro Renault en mi vida ni arrimarme a ese concesionario.
O si invertí en BTC en mínimos de 2018 puedo tener la sensación de que no puedo perder, pero por el contrario si lo hice a finales de 2021 y me cagué por el camino y no querría ni oír hablar de BTC aun estando a 10.000€.
3: Racionalidad o falta de ella, como todo en la vida dar un paso atrás, respirar con calma, pensar, analizar y evaluar con argumentos y lógica lo que tienes delante, marca la diferencia entre tomar una decisión acertada o no.
Por ejmplo, si yo en mi afán de deshacerme de mi querido Renault con fallos de motor, vuelvo a mi concesionario pirata de confianza y me venden un Mercedes A200 de 150 CV que me entra por el ojo y el cual no me puedo permitir, ya tengo la tormenta perfecta, acabo de hacer una compra impulsiva e iracional.
Resumo mi analogía:
Yo, mileurista que no entiende de coches, acudo a un concesionario “pirata” y me venden un Renault asequible pero defectuoso, cometo varios errores de novato.
1: Fiarme de alguien en algo tan importante, sin formarme ni informarme, acerca de lo que en ese concesionario se hace (falta de conocimiento y formación).
2: Después de que el Renault que me vendieron la primera vez fuera una estafa, VOLVER al mismo concesionario (tengo experiencia, pero soy yo el que la obvia y vuelve a errar en lo mismo).
3: Comprar un Mercedes que no me puedo permitir obrando de manera impulsiva e irracional, pues además ese Mercedes tiene el mismo motor que mi Renault y que tantos problemas me ha dado, “mismo perro diferente collar” eso sí, bastante más caro el nuevo collar.
Con las inversiones pasa igual, mismo proceso de principio a fin.
El conocimiento, la experiencia y la racionalidad nos ayudan a tomar buenas decisiones de inversión siempre que seamos capaces de sintetizar los procesos correctamente, pero por el contrario si no lo hacemos podemos tirar tiempo y dinero a la basura y liarla parda.
Y como no, voy a poner una de mis anécdotas como ejemplo, escribo sobre mi experiencia con el objetivo de reflexionar en voz alta y aumentar mi capacidad de mejora y que de camino alguien puede verse reflejado y aprender de mi experiencia.
La situación
Starbucks, un empresón de principio a fin, ha pasado desde que se creó por altibajos como toda compañía, pero siempre se ha repuesto y ha salido reforzada, además dentro de mi circulo de competencias es un negocio que entiendo perfectamente -Invierte en lo que conoces, Peter Lynch-.
El café es un alimento que se lleva consumiendo siglos, pero Starbucks lo ha llevado a un estatus superior, por eso la marca y lo que la rodea tiene cierta aura de alto caché y lujo algo que le permite cobrar ese mismo café un poco más caro que el resto de competidores.
Sin entrar en detalles de lo buena o mala que es Starbucks yo vengo a hablar de lo que me pasa hoy día y de cómo actúa el estómago y la experiencia a la hora de tomar decisiones.
Hace unos meses empecé a posicionarme en la empresa a niveles de 93.8$ que para mí eran interesantes, haciendo estimaciones normalizadas de crecimientos y márgenes acorde a lo que la compañía estimaba el retorno TIR era apetecible y entré con 75% de la cantidad que tenía destinada.
Pasaron dos meses y tras caer el precio de la acción un 8.5% añadí el 25% de la posición que me faltaba por comprar a precios de 85.5$. Finalmente, acababa de gastar “la última bala que tenía en la recamara” ya había completado mi posición en Starbucks.
Podía estar contento, había comprado a precios y valoraciones interesantes una gran compañía, había aplicado mis conocimientos y mi estrategia de entradas a la perfección para que a partir de ese punto Starbucks se empezara a multiplicar, pero ¿cuál es mi sorpresa estos días?
Mr Market sacando el látigo a pasear
Starbucks, tras su reporte trimestral CAE un 17.3% a precios de 73.4$ y mi cabeza ¿Qué dice?
ME CAGO EN LA PUTA, SOY GILIPOLLAS
Empieza el dilema y el runrún mental, pero la experiencia y la reflexión tienen que entrar en juego, el poso mental que llevo años trabajando es la red que no me permite caer en estupideces, pero si me deben hacer reflexiona en si podría haber obrado de una mejor manera.
Mi análisis y valoración de la compañía entiendo que son correctos para mi nivel de conocimiento y formación, por eso trato de ser conservador siempre a la hora de estimar crecimientos, márgenes etc. Así lo plasmo, a la hora de actuar no hago locuras y digo que Starbucks va a crecer al 20% con márgenes mejores que Google ni nada similar.
EL análisis de las situaciones
Hasta aquí puedo estar contento, no me salgo del guion y soy fiel a mí mismo con lo que he hecho, con lo cual no me puedo reprochar nada grave, pero todavía tengo una espinita clavada dentro.
Con Starbucks, cayendo un 17% pienso:
- ¿Era correcto añadir el 25% restante de la posición con solo un 8% de caída?
- ¿Podía haber puesto las ordenes más abajo y anticiparme a esto?
- ¿Debo aumentar mi posición pasándome del porcentaje que tengo establecido para cada empresa en mi estrategia general?
- ¿Evalué bien Starbucks y sus riesgos?
- ¿Tenia experiencias previas para saber que esto podía pasar?
La respuesta es fácil, DEPENDE, pero ¿de qué depende?
Todo a corto plazo depende de una cosa sola cosa, si el precio sube o si baja, normalmente creemos que hemos acertado si el precio sube y nos equivocamos si el precio baja, obviando muchas variables que afectan a la inversión.
Pero en esa tesitura suele pasar lo siguiente; si el precio se te escapa y nunca vuelve a esos niveles a corto plazo pensaras que hiciste mal porque tenías que haber entrado más fuerte y por el contrario si cae piensas que tendrías que haber entrado con menos, pues “estaba claro” que iba a caer y daría oportunidad más abajo. Pero olvidamos lo más evidente;
“ES IMPOSIBLE ACERTAR Y ENTRAR SIEMPRE EL MINIMO DE TODAS LAS EMPRESAS”
Mi reflexión, una lección más a la mochila de la experiencia.
Starbucks es una compañía simple de entender, soy cliente y me gusta lo que vende como particular y como inversor, la conozco a nivel cualitativo y cuantitativo por lo que mi filosofía es pensar en ella a 10 años. A 10 años creo seguirá consumiéndose café en todo el mundo y Starbucks seguirá capitalizando ese interés de buena manera, por lo que a nivel personal con un 20% de caída de mi posición o con un 60% seguiré estando tranquilo en Starbucks.
A nivel de mi operativa y estrategia de cartera podría saltarme mis criterios a corto plazo y tirar la casa por la ventana sobre dimensionando Starbucks en mi portafolio, cosa que por principios y experiencias pasadas no creo que haya llegado un punto de irracionalidad donde merezca la pena hacerlo (pese a que por ganas no será).
Por ello creo que sigo ganando en estómago, actitud, experiencia y madurez al no tomar una decisión en contra de mis fundamentos de inversión y estrategia a largo plazo.
A corto plazo si me salto esos criterios, el precio puede subir y darme la razón, pero a largo plazo si me saltara las normas esta vez y no aprendiera del pasado quizás el siguiente “chicharro mierdero” que se me presentara como la nueva Microsoft y me mandaría a la ruina creyéndome más listo que los demás.
Y para no ser hipócrita conmigo mismo, me encantaría ampliar Starbucks a estos precios, pero:
“YA NO TENGO BALAS EN LA RECAMARA”